Sigo creyendo que John y Yoko tuvieron una gran idea esa navidad.
pásenlo bien
pásenlo bien
LYRICA. Better lyrics through chemistry.
This product has not been tested on animals. 'Cause they don't sing, you know.
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Señor, señoooor, qué será de mi carrera dentro del stoner rock así... cómo podré cantar huevadas como "I am the king of the road" si no he manejado ni una bicicleta en años...
Nada que hacer. Dos cajas de Lyrica (c) para mí por favor, y vamos pensando en otros tópicos, otras rimas y otras metáforas.
< LYRICA. Better lyrics through chemistry.
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Maldiciones bíblicas. Soy atacado por una plaga de langostas. De las de Juan Fernández. Y la mayonesa no me alcanza.
Ketchup tampoco queda.
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A los autores de Lyrica (c): deberían tener un antídoto contra la página en blanco.
Bastards.
La tarde está tranquila, agradablemente tranquila. Estoy solo en casa y escucho "Atom Heart Mother" de Pink Floyd en el viejo laptop que, parchado y todo, aún gana batallas, como Cuchulain atado al tocón de un árbol, cubierto de heridas y blandiendo su espada, tan fiero que sus enemigos no se atrevieron a acercarse más que cuando vieron que un cuervo se posaba sobre sus hombros. Aunque ignoro si otros computadores portátiles se sienten así cuando ven al mío.
Han pasado muchas cosas desde la última vez que escribí. El viaje a Londres, supongo, es capítulo aparte; aunque ha pasado más de un mes, parece que hubiera sido ayer. Y sin embargo, otras cosas pasaron acá, pruebas, trabajos, y un final de semestre que llegó furtivamente como un ladrón y rápido como un lanzazo... o como Cuchulain dando su "salto de salmón" sobre las murallas de sus enemigos. Aunque lo único que huele a pescado en mi universidad fue esa prueba de análisis de discurso donde la mayoría copió todo el ejercicio de su cuaderno. Bastards. Bueno, quizá no sea lo único. Aunque lo otro más bien huele a rata.
Hablando de ratas, dejé aquel antiguo departamento para retirarme algunas cuadras más al sur, a un lado más tranquilo del mismo sector. Se podrían decir muchas cosas sobre esta decisión mía, pero... La tranquilidad que siento en este mismo momento, sentado frente a la mesa, iluminado por el sol, sintiendo la brisa, escuchando "Summer '68" en medio de un silencio roto sólo de cuando en cuando por el pasar de un vehículo, en lugar de estar en una habitación pintada de rosado chillón, con una ampolleta brillando débilmente sobre mi cabeza, el ruido de
A la gente que vive acá habría que sumarle su red de amigos, la mayoría rockeros, algunos músicos, pero todos personajes con aspectos interesantes, aunque no más sea para pensar cómo diablos hace para vivir su vida. (Quizá exagero). Incluso no falta el que conoce a viejos amigos del sur. Así es la cosa a veces: el rock nos malcría y la cerveza nos junta.
Se podría pensar que es imprudente e incluso arriesgado mi cambio; se puede responder que todo cambio envuelve un riesgo. Que no hay decisiones seguras y absolutamente libres de peligro. Hay que atreverse a vivir un poco al borde, aunque nada más sea para ganar experiencias, y discutirlas filosóficamente con el vecino Fox, al calor de una taza de té, o con una cerveza fría en medio del sopor tibio de las tardes sofocantes de la capital antropófaga. (¿aló?)
Parte II: El bar
"¿Qué es el bar, Enrique?" le preguntaba la gente de 2 Minutos a Enrique Symns al comienzo del tema "Mosca de Bar". El "último de los bukowskianos" les respondía con un párrafo bastante característico de él, donde las ciudades eran "las hijas del miedo", del miedo al otro, donde todo estaba regulado, donde las calles estaban diseñadas de tal manera que "un burro ciego podía andar por ellas". En ese esquema, un bar venía siendo "el pedazo de selva", un espacio incontrolado, medio salvaje, donde las seguridades desaparecían y llegaba el riesgo, el riesgo de pelearte con tu amigo, de que te quiten a tu novia, o quizá algo peor, de conocer a una (qué grande que sos, Buk). Un lugar, en resumen, donde podías sentirte vivo. Caminar por el lado salvaje como Lou Reed, o como el mismo Symns cuando actuaba con los Redonditos de Ricota.
Personalmente, me quedo más bien con lo que decía Jorge Tellier, de que uno no podía realmente sobrevivir en un bar si no sabía ser un buen conversador. Quizá esto se aplica más específicamente a la barra, porque se supone que en una mesa vas con alguien que conoces, y si vas solo nadie se sentará contigo si no quieres. En la barra puedes instalarte con quien quieras, pero si eres mal conversador no durarás mucho, Tellier. Depende de lo que cada uno busque. Me ha tocado conocer gente bastante interesante en situaciones como ésa, y algunas de ellas perduran hasta hoy. Las personas, no las situaciones.
Un bar es algo más que mesas, barra, música y una acumulación de bebidas. El ingrediente que lo define es la gente que lo frecuenta, los habituales, los parroquianos. Claro, ayuda bsatante la intención o "la onda" que los dueños le quieran dar, pero a veces eso no queda muy claro. En otros casos, la tradición por sí sola le da un carácter al lugar. Aún así, la gente que te encuentres allí cuenta mucho. En un bar lleno de nazis, o de chicos y chicas top bailando alguna mierda de moda no te vas a sentir cómodo (al menos yo no). ¿Entonces que? ¿Un lugar donde "todos conocen tu nombre" como en Cheers? Man, eso sólo pasa en la tele.
Sin embargo hay lugares que se acercan bastante. Para mí por mucho tiempo fue "El Calabozo", un oscuro rincón del Barrio Brasil donde la cerveza podía acabarse temprano pero la buena onda nunca. Casi como para darle la razón a Symns, allí tuve amigos, me peleé con desconocidos, me quitaron a la novia e incluso conocí alguna otra. Ya no existe, pero las memorables jornadas pasadas allí no serán olvidadas. Especialmente esa última noche, de la que salimos pasadas las 6 de la mañana... pero esa ya es otra historia.
Ahora que ya me cambié de casa, el lugar habitual, que para colmo queda cerca, es el "Bar de René". En el se encuentra la tradición, pues el local tiene sus buenos años, con la onda relajada de sus dueños; relajo y buena onda que se refleja en la heterogénea mezcla de personas que lo frecuentan día a día. Sería complejo de definir, pues realmente va de todo. Aunque ayuda el que la música que suena por sus parlantes sea mayoritariamente rock, incluso algo de metal, este no es un antro de metaleros, es un melting pot, un popurrí de gente...
Por supuesto que este bar tiene su grupo de parroquianos, de caras conocidas que sueles ver siempre. Para algunos esto puede ser un factor que te aleje ("estoy aburrido, lo mismo de siempre") pero al menos para mí, eso es precisamentelo que busco, encontrarme con esa gente a la que he ido conociendo poco a poco y que ha sido extremadamente amable conmigo. En una ciudad donde una sonrisa sincera muchas veces escasea, esto es algo importante. Y ya es algo encontrar algo de verdad en un lugar donde la sinceridad es una moneda escasa.
Y no es que quiera seguir dándole la razón a Symns, pero... dejé de escribir por varios días y en ese lapso confirmé algunas cosas. Una de ellas es que un bar sí es un lugar riesgoso. Corres el riesgo de encontrarte con un mal recuerdo, y de revivir una mala historia. "It's deja-vú all over again".
De todas formas, y para cerrar esto con una nota agradable, como no tengo fotos del Bar de rené aún, pongo ésta del pub "The World's End", situado en el célebre CamdenTown de Londres, foto donde con algo de esfuerzo pueden distinguir a mis amigos Linda y Tim, de espaldas y a la izquierda de la imagen. Buenos chatos, ésos. Y gente de bar, sin duda
El crecimiento de las ciudades suele seguir ciclos. Sectores que antaño albergaron a los fundadores abren paso al comercio y a distintas reparticiones públicas. Un hecho que a veces ofrece contrastes interesantes, como esas viejas pero majestuosas casonas familiares de fines del siglo XIX y principios del XX. Construcciones que habitaron personajes de resonantes y vinosos apellidos, hoy dedicadas a un sinnúmero de fines, desde oficinas a bares o pensiones. Un buen ejemplo es el barrio Concha y Toro.
Esta geométrica sucesión de casas escondida entre Avenida Brasil y Avenida Cumming se alza en el terreno que ocupara el Palacio Concha-Cazotte, una imponente mansión de estilo hindú. A la muerte de don Enrique Concha, en los primeros años del siglo pasado, el lote fue dividido en la forma que conocemos ahora. La edificación de las casas, hecha a la usanza de las ciudades europeas, con fachadas continuas y calles empedradas, fue encargada a los mejores arquitectos de la época, como Antonio Machicao, cuya firma puede verse en varias construcciones. Tal como otros sectores similares de Santiago, la mayoría de los herederos de aquel pasado aristocrático hace tiempo vive en La Dehesa, Vitacura o Las Condes. Aunque hay algunos propietarios, la mayor parte de las casas está en manos de arrendatarios y sub-arrendatarios: mayoritariamente estudiantes, trabajadores, algunos matrimonios jóvenes y también familias que han estado ahí toda su vida. En fin, de los personajes que circulan por Concha y Toro podría llenarse un libro digno de un Bukowski o un Burroughs.
El corazón del lugar es la “Plaza Internacional de la Libertad de Prensa”, con su fuente rodeada de palomas, oficinistas en hora de colación, estudiantes del Liceo de Aplicaciones o de la Escuela de Música de la SCD, y vecinas conversando mientras aprovechan el sol o van a comprar al negocio de don Antonio. La posibilidad de hacer, verdaderamente, vida de barrio, en pleno centro de Santiago. Y es que estando a unas cuadras de la Alameda, la plaza ofrece un rincón bastante calmado donde sentarse y descansar, leer el diario o simplemente mirar el cielo o a los transeúntes.
La singular arquitectura de estas calles, unida a una numeración irregular, hace que muchos se confundan al caminar por sus resbaladizos adoquines. Partiendo en Erasmo Escala y saliendo a la Alameda, sus veredas se bifurcan y se unen, recordando a propósito a las calles de París o Londres. Algo que, por cierto, se ha utilizado profusamente como escenario para filmaciones, desde comerciales hasta películas para el cine y la televisión. Cuesta adivinar que detrás de esa “trattoria” italiana que nos muestra el comercial de una gaseosa, en realidad se esconde un viejo edificio semi abandonado. Pero este atractivo, para algunos, no debería limitarse sólo a eso. Es así como se han ido materializando distintos proyectos que buscan devolverle algo de su antiguo esplendor al barrio, que a pesar de no haber sido dañado por los sismos, sí enfrenta diversos grados de deterioro. Restorantes, cafés, remodelaciones de casas, centros culturales, que apuntan a convertir a este lugar, como también a avenida Brasil, en un sector bohemio pero elegante.
Es de esperar que esta renovación de Concha y Toro no termine por matar ese aire tranquilo que, a pesar de todo, se respira allí. Aunque las noches se vean pobladas por jóvenes en busca de alcohol y juerga, y más de una vez queden desagradables huellas de su paso, este barrio tiene algo que permite disfrutar de las pequeñas bellezas de esta ciudad, como sus puestas de sol y sus atardeceres de domingo.
http://www.savaskarsitlari.org/mehmettarhan/ -> en ingles y turco
http://www.antimilitaristas.org/article.php3?id_article=1783 -> en castellano
http://www.wri-irg.org/news/2005/tarhanstatement-es.htm -> castellano
(p.d.: sobre la foto... "Mehmet Barisi Seviyor" significa "Mehmet ama la Paz", pero la palabra "Baris" (Paz) también es un nombre masculino muy utilizado... o sea también se puede leer que "Mehmet ama a Baris". Este juego de palabras es muy utilizado en el movimiento gay/lésbico de Turquía)
La foto superior y el detalle del collage las tomé en octubre del año pasado. Las fotos inferiores son del 7 de julio. Aún me cuesta imaginar esos lugares donde pasé, siendo sacudidos por explosiones, aunque a medida que pasaba el tiempo la idea se iba haciendo más familiar y la memoria iba siendo esquiva.
Sin embargo, las noticias del reciente atentado con bombas con bombas en Londres me devolvieron el recuerdo. Pienso en cómo estará la gente que conozco y eso. Aparentemente fue harto menos que la vez pasada, y la reacción ha sido bastante más calmada. Nos preocupamos más nosotros que ellos. :-P
En fin. Habrá que consecuencias trae en cuanto a poder ingresar a Inglaterra en el futuro
Bueno, ya estaremos de vuelta por alla. Someday.
Aproveché de caminar un poco por el sector donde me estoy quedando, tanto anoche como esta mañana. La Abadía de Wenstminster es impresionante, y la verdad me sorprendió encontrar entre las muchas efigies talladas en sus paredes, una dedicada a "Mártires Cristianos del siglo XX", justo sobre una de las entradas. Lo realmente sorprendente, si, fue ver entre esas figuras las de Martin Luther King, el de sobra conocido activista por los derechos civiles en EE.UU., y la de Oscar Romero, el obispo salvadoreño asesinado en 1980. Dos personajes bastante ligados al mundo de la política y la lucha por los derechos humanos. Me pregunto si la Iglesia en Chile tendría un tal acto de reconocimiento para con los sacerdotes muertos durante la dictadura.
Luego de enterarme de que la Abadía cobra por entrar a los edificios, los guardias además me contaron que algunos de los aspectos citados en "El Código Da Vinci" no se corresponden con la realidad. "Está todo mal" dijo uno, aclarándome que eso de sacar "calcos" con papel y grafito de algunas viejas tumbas de la Iglesia ya no se hace, desde hace años. "Puede ir a St. Martin-in-the-Fields, ellos sí lo permiten" me dijo el otro tío. Es lo que haré aunque no se me han quitado las ganas de ver Wenstminster por dentro.
De cualquier forma, el fin de semana se viene con bastantes ocupaciones. Si la lluvia ha cesado un poco la próxima semana, creo que visitaré alguno de los otros lugares puestos en mi agenda. The London Clinic, el cruce de Abbey Road, Buck'nam palace, en fin, trampas para turistas que no hace mal fotografiar cuando se puede. Aunque no sé si después de tanto malacostumbrarme en Santiago estaré tan bueno para las caminatas en el frío. Maldita ciudad.
;-)
P.D.: Son las 10:00 PM y acabo de comer "pollo en salsa de poroto negro" con noodles, una especie de fideos que acompañan a casi toda la comida china acá en Londres. No cacho porqué uno no los pilla en los restoranes chinos de Chile. Quiza sea porque allá siempre van a ser de importación, tanto el producto terminado como los ingredientes para hacerlo (en caso de que no sean de harina de trigo) mientras que acá es bien probable que sean hechos en Londres mismo, en el barrio chino.
El dato freak...
malaimagen: Advertencia