Pero la lluvia se dió finalmente un respiro y allí apareció el sol por un momento, con esa proverbial "calma tras la tormenta", calentando la tierra. Aspiré fuerte ese olor antes de que el smog capitalino me lo arrebate.
Aunque durante nuestro camino al norte nos seguimos encontrando con la lluvia, siempre hubo intervalos de sol. Porque eso es lo mejor de las tormentas: que pasan. Saber cómo resistirlas es el secreto.
Ese es el secreto.

1 comentario:
la foto es del verano, maChucao!
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