En mi casa, hay un monstruo que vive en el ático. Eh... bueno, en realidad, así como "mi casa", no es porque arrendamos, y además es departamento, no casa. La verdad, tampoco tiene ático porque es de un piso. Y el monstruo... bueno, en realidad no es tan malo como suena. Cuando lo vemos llegar le decimos, "eh, que hacés, MONSTRUO", pero nunca hemos tenido conversaciones más profundas al respecto. Es una alimaña de alguna clase, pero de cuál, no tenemos ni idea.
Es curioso este monstruo. Alimentarse, se alimenta, aunque nosotros comida no le damos; tampoco lo hemos visto cocinar nada más complejo que un huevo frito. Pulula cuando ya no hay demasiada luz de sol , y cuando es de noche, en vez de pulular, derechamente pololea. Y cuando las estrellas le son propicias, copula. Sin embargo, el tema de su reproducción es un misterio. Nunca hemos podido observar a ninguno de sus vástagos... Hubo una época en que pensábamos que su extinción estaba cercana, pero no pasó nada al final.
A veces me dan ganas de conversar con él. Desconozco su edad, sus gustos o inclinaciones, pero cuando lo veo asomar bajo la escalera o junto a la ventana, siento que debo hablarle como a un niño pequeño. Qué carajo sé yo por qué. Nunca duran mucho esas conversaciones, y se dan más o menos así:
-Hola. ¿Cómo te llamas?
- Odradek
- ¿Y de dónde eres?
- Domicilio desconocido, dice, y se ríe, y su risa es como la de alguien que no tuviera pulmones, o los tuviera gastados por el cigarrillo. Siempre se escurre detrás de la risita, y creo que nunca lograré avanzar más en la conversación.
Dicen que es más antiguo que ninguno de nosotros aquí, y que probablemente siga en esta casa cuando nosotros nos hayamos ido. Del pasado no me preocupo, porque llevo pocos meses y hasta una planta sería más antigua que yo; pero no deja de ser inquietante la idea de este extraño ser, misteriosamente oculto y aún vivo entre estas paredes cuando yo haya abandonado la forma humana.
Es mejor no pensar mucho en ello.
(a Franz Kafka)