Años atrás, cuando aún vivía en Temuco, tuve la idea de hacer registro fotográfico de las micros locales y su particular decorado, sobre todo en el frente, donde está el chofer. Estoy hablando de fines de los 80 a principios de los 90, cuando aún las micros eran esas pequeñas, algo cuadradas y chatas, y sobre todo con una decoración que el Mambo-Taxi de Almodóvar envidiaría.
Bueno, el tiempo pasó y nunca perseveré en ese empeño, nunca fui a los terminales de las líneas o algo parecido. Luego me vine a Santiago donde la cosa era harto menos colorida y por lo demás mis intereses fotográficos estuvieron en una larga pausa.
Entonces el domingo pasado em encontré esta reseña (
LINK) de un libro que justamente hace eso: registrar en imágenes todo ese mundo de los autoadhesivos, lucecitas, colgajos y letreros que adornan ya cada vez menos el interior de una micro.
Moraleja: su idea puede ser buena. Sígala.